En medio de la reunión de comité el CFO se hartó de la directora de marketing y sus pedidos de presupuesto y le gritó “te vas de esta reunión, nos haces perder el tiempo a todos”. La directora de marketing mostró su sorpresa y eligió no decir una palabra más. El CFO se sintió triunfante. ¿Qué creen que pasó entre los demás participantes de la reunión? Nada, o al menos nada muy visible.
Este relato me impactó hace un par de años, y hoy vuelve a mí mientras leo el hermoso libro de Nancy Kilne “More time to think”, o “Más tiempo para pensar”. Y tomo el concepto de Kline que claramente explica lo sucedido en ese comité: la negación organizacional. Este fenómeno se divide en tres etapas, según Kline.
Negación 1. Estamos incómodos y miramos el celular, simulamos no haber escuchado, miramos a nuestro alrededor a ver si “alguien” lo frena. Negamos. “Lo que está ocurriendo no está ocurriendo”.
Negación 2: Luego de la reunión dos de los presentes comentan el caso y acuerdan que “no fue para tanto, la verdad es que a veces la directora de marketing se pone pesada”. O sea: “Ocurrió, pero no fue tan terrible”.
Negación 3: alguien externo a la reunión se encuentra tomando café con dos de las personas que participaron en ella y dice: “parece que la reunión fue un desastre”. Los otros involucrados se miran sorprendidos y dicen, de una u otra manera: “la reunión fue buenísima, de hecho pudimos avanzar con el presupuesto y llegar acuerdos importantes. O sea “lo malo fue bueno”.
¿Te suena familiar? Como en los relatos bíblicos, la negación no es una, sino tres.
Llevemos la negación organizacional al plano de la salud y los estados de ánimo en esta prolongada pandemia. Muchos colaboradores de muchas empresas perciben que están estresados, abrumados o con sobrecarga laboral. Y con frecuencia actúan como si este malestar no estuviese ocurriendo. Cuando alguien lo comenta en el equipo de liderazgo alguien explica: “esto nos mantiene enfocados y afilados”. Y cuando lo menciona alguien externo, llámese coach, consultor o simplemente un amigo que ha escuchado como están las cosas, puede aparecer la negación 3: “no sé de qué me estás hablando. Además es pasajero. Sabemos que es así”.
Nuevamente, ¿te suena familiar?
La única manera de realizar un cambio es aceptar que lo que está ocurriendo, está ocurriendo. Para eso necesitamos iluminar cuál es el malestar, el dolor que está impactando en la experiencia humana de los colaboradores y que tarde o temprano tendrá impacto en los resultados del negocio. Es la etapa de “Light up” en nuestra metodología. Una vez que la organización acepta lo que es evidente, podemos indagar qué es aquello que aqueja, traba, molesta. ¿Qué necesita aprender la organización para que esto deje de ocurrir? Entramos en la etapa de “Step up”, hacernos cargo de los aprendizajes. Para que los aprendizajes se conviertan en comportamientos y rituales nuevos necesitamos una etapa de puesta en práctica intencional, lo que llamamos “Jazz up.” Tres etapas para instalar aprendizajes.
Tres pasos en la negación organizacional. Tres pasos para aprender, desaprender y lograr la evolución cultural.
¿Y tú? ¿Qué negación organizacional percibes? ¿Qué elegirías como manera de ser organizacional? ¿La negación o el camino a ponerle ritmo saludable a la experiencia de las personas?